lunes, 13 de mayo de 2013

Las once varas no tienen memoria




Dicen que en la soledad de cuatro paredes pintadas de color azul y en la noche nublada de Mayo me encontraba yo…No sabía si aquel lugar era la oficina en donde trabajaba, el sitio de reunión familiar para ver los estrenos de las películas o era la habitación en la que descansaba después de trabajar, simplemente sabía que estaba ahí, sin compañía y en silencio… Únicamente mis pensamientos y yo, quizá había uno que otro recuerdo, pero no quería invitarlos, así que intenté buscar entre libros llenos de polvo, en revistas viejas consumidas por polillas y entre cartas que perdían día a día la claridad en sus letras, una excusa o una voz que me escuchara en medio de tanto silencio y de tanta oscuridad.

La soledad debía partir a otro lugar, así que opté por tomar un recuerdo -el peor- y convertirlo en mi nueva compañía, puesto que yo, ya estaba desesperado por dedicar mis días y noches a la rutina de mirar a través de esa pequeña ventana, esa que daba luz a mis lecturas y a mi rostro que desconocía…. Empecé mi búsqueda, pero aquel viejo amigo del cual olvidé su nombre, era sordo y no me escuchaba, así que desistí, no hice reclamos y cambié los planes…

Cuando era niño, me decían que las estrellas eran capaces de escuchar y si eran fugaces, cumplían deseos, así que me propuse a salir al balcón de aquel lugar y observar la noche. Salí y me fumé un cigarrillo de mentiras, el humo adornaba la niebla y las estrellas se negaban a hacer presencia a mi vista, pasaron 10 o 15 minutos y yo ya me encontraba en aquel parque lleno de árboles viejos y de sillas rotas, de basura y de silencio aterrador. El parque era tenebroso, así que las cuatro paredes, eran mi propia habitación. Yo me encontraba mirando hacia el cielo, y Aurora, mi cobija que jamás he dejado cumplía con su papel que era calmarme el frío, puesto que mis manos se desvanecían con  el tiritar y mi rostro se alarmaba porque no quería enrojecerse, de repente entre mis discusiones, apareció una estrella en el cielo, creo yo que la más brillante y subí a verla desde el balcón, supuse que hablaría con ella, pero se fue, sólo me ilusiono… Al volver a mi habitación, la desilusión me invitó a dormir, me acosté y fue ahí cuando sentí tras de mí una presencia, la miré y era una figura amorfa con una capa blanca, sin rostro… Para el juego de poder hablarle, le recree uno; cejas unidas, pestañas quemadas, nariz fruncida y labios groseros, y en ese momento, el cuarto cambio a color rojo, desde ahí supe que era mi viejo amigo, mi mal recuerdo…Y por aquel color rojo, lo bauticé como Enojo ya que no recordaba su verdadero nombre…Entonces decidí cuestionarle su presencia.

-       SM: ¿Qué haces aquí?
-       ENOJO: Vine a que me recuerdes.
-       SM: Sólo sé que eres oscuro y que no quiero recordarte ¿Por qué ese es tu fin?
-       -ENOJO: Claro que soy oscuro y quiero que me recuerdes porque fui tu arma más letal, fui tu escudo y también tu desdicha… Me has olvidado
-       SM: Viniste a atormentarme ¿Verdad?
      - ENOJO: No, sólo quiero avivar tu pasado; el desmembramiento de tu esposa después de 80 puñaladas por tus celos con el vecino, el ahogamiento de los gemelos -tus hijos- y la violación de tu pequeña hija ¿Recuerdas?
-       SM: ¡NO!, yo no he cometido tales cosas, fuiste tú.
-       ENOJO: Claro que no fui yo, fuimos los dos.
-       SM: ¡Maldito!, estás loco, ¡LOCO!.
-       ENOJO: Loco tú que olvidas, que matas y que estas atado a una cobija de once varas a la que llamas Aurora.


Después de aquella discusión con Enojo, me enteré que ni mis recuerdos ni yo teníamos memoria, que la habíamos perdido por culpa de él…Por mi parte lo odiaba y quería que se fuera de mi lugar, de mi sitio… Él dijo que Aurora tenía once varas y que ella era la causante del olvido, pero no entendí el porqué.
 En un momento de silencio, después de tantos reclamos, le dije a Enojo que se fuera, que no quería recordarlo ni saber de él, que no me importaba su ‘’compañía’’, fue tan grande la ofensa con esas palabras, que Enojo explotó, sí, yo recree su propia muerte y olvido, en ese momento mi habitación se tornó color blanco e intuí también que la estrella brillante que había visto, era el bombillo que alumbraba las cuatro paredes, no habían libros, ni cajas, ni tampoco cartas o revistas, lo que vi, eran hojas de los arboles más altos de aquel lúgubre parque.

Enojo se había ido... (Para siempre).

-       ¡Toc, toc! sonó la puerta y de nuevo la desmemoriada de Aurora y yo, nos ilusionábamos con no volver a seguir solos.

-       Enfermera: Señor Miller, es hora de su inyección

-        
‘’La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma’’
(Goethe).

domingo, 28 de abril de 2013

Ojalá


Ojalá me busques en los primero síntomas de tu nueva soledad...
Ojalá no pienses que te escribo por venganza...Ojalá en tus caminos escuches nuestra canción favorita...
Ojalá que tus falsas palabras, algún día dejen de serlo...
Ojalá decidas acerca de si eres tú o eres otro...
Ojalá mis huellas en tu piel, no se borren ni con lo caliente del agua de tu ducha...
Ojalá puedas dormir...

Ojalá que cuando quizá quieras volver... Yo ya no esté.

domingo, 14 de abril de 2013

Crónica: El miedo y los pensamientos ajenos en una travesía


5:00 am: El despertador hizo su sonido molesto, indicó que debía levantarme y así lo hice… Una lágrima le robó protagonismo a la oscuridad de la madrugada y a la pereza que tenía para quitarme aquella pijama que me abriga todas las noches, pues esa pesadilla, merecía que la sintiera hasta llorar… Los minutos pasaban mientras yo inventaba pretextos para no salir de mi casa, yo decía que a donde debía ir era muy lejos, que tenía sueño y cansancio, pero de repente aparecí en la ducha, mojando mi rostro y mi cuerpo, ya no había vuelta atrás, tenía que asistir… Demoré quizá de 20 a 25 minutos y al salir de la ducha, supe que mi hermano dormía y mi cuñada también, quizá estaban peleando en sus sueños -como siempre- y no se levantarían a despedirme con un desayuno…

 Mientras tanto, yo comenzaba la lucha contra el espejo para saber con cual tipo de ropa me vería ‘’bien’’ para ir ese lugar, el que me causaba miedo, al que no quería ir, con mis pocas ganas busqué entre el closet los zapatos que debía llevar -tenis-, pero, gracias a mi desorden, sólo encontré uno de ellos, yo ya estaba vestida y mi zapato cómodo y blanco no aparecía…Mientras con la mirada intentaba que apareciera, yo arreglaba mi cabello, desapareciendo mis crespos los cuales odio y que por tal motivo opto por desaparecerlos, al ver que ya estaba completamente lisa -como me gusta-, me dirigí a la cocina a inventar un simulacro de buen desayuno, escogí unos huevos con arepa e hice rápidamente un jugo de naranja…Al terminar de comer aquel invento, ya eran las 6:40 am y según mis cálculos tenía que salir de mi casa a las 7:00 am para llegar puntual al encuentro, los minutos pasaban y el maquillaje aguardaba para ocultar mis ojeras y encrespar mis pestañas largas, mientras tanto el zapato izquierdo seguía perdido, empecé la búsqueda de un nuevo par que combinara con el jean que me quedaba grande y el saco recién comprado, pero, estos debían ser blancos… En un momento de descuido, deje caer los polvos color natural -blancos-, visualicé lo que parecía ser un zapato -el perdido- y puse en práctica el juego de tetris, para poder sacarlo, sí, estaba bajo la cama, en lo más escondido y mi brazo claramente no lo alcanzaría, así que fui por una escoba, lo saqué y estaba lista para asear mis manos y mis dientes… En ese momento nadie se había despertado, mi hermano soñaba con su próximo viaje y mi cuñada inventaba artimañas para celar a mi hermano y así poder pelear con él, para verlo rogando una vez más… Ya eran las 7:30 am y salí de mi casa, no sin antes pedir que me fuera bien porque aún seguía asustada e iba tarde.

Conté aproximadamente 120 escalones para llegar a la portería del lugar donde vivo y pensaba: ‘’Si me cansé al bajarlos ¿Cómo subiría a Monserrate?’’ -menos mal la salida ya no era allá- y también conté casi 45 pasos de zapatos talla 38 para llegar a la estación del alimentador, ese que me llevaría al Portal Norte de Transmilenio, al subirme surgieron dudas en mí, puesto que no tenía alguna idea de cómo llegaría, así que recibí en ese momento la llamada de Laura -mi amiga- y ella me explicó muy bien como debía llegar, en donde debía hacer trasbordo y en donde bajarme, finalizamos la llamada y exhale indicando tranquilidad de saber que no iba a perderme.

Mientras iba en el recorrido hacia la 170, me di cuenta que el conductor al parecer tenía afán porque la velocidad del vehículo aumentaba -quería ir al baño-, y a mi lado iba sentado un hombre, que al parecer por la sonrisa que llevaba en su cara había tenido una noche de esas que dejan sonrisas,-le dijeron que sí-, a pesar de que era domingo, él sonreía, yo no… En las sillas delanteras reconocí la forma de una cabeza conocida -era un amigo- con el que alguna vez compartí noches de cervezas y de letras, al verme se levantó y me saludó, lo abracé y me cuestione por qué tenía gafas, él sonrió y me indico su ojo acompañado de un morado y tres puntos -había peleado la noche anterior- y por su responsabilidad se dirigía a realizar un trabajo a pesar de su incapacidad, él iba entusiasmado, yo no.

Al fin llegábamos al Portal del Norte -lugar de mi desubicación- y tomé uno de esos Transmilenios que tienen la letra H, no recuerdo el número, sólo sabía que ese paraba en la Calle 22, -iba con nervios-, al entrar, me senté al lado de la ventana derecha, para que al contar carros, se pasara el tiempo y verme ya en aquel lugar desconocido -para mí-, al lado mío se sentó un hombre alto y con cara de guayabo -bebió demasiado- y su olor a cigarrillo me incomodaba, pero debía aguantar. La autopista norte fluía en su tráfico, era diferente a como se ve en los días de semana, la velocidad de los carros era alta, 90 km/h sin exagerar… Por casualidad, fijé la mirada en un hombre que iba en el famoso ‘’acordeón’’ del transporte -era guapo- y en un momento recordé que lo conocía, pero, no sé si me recordaba, era el ex novio de mi prima, pero había cambiado mucho, sus músculos eran evidentes y sus gafas habían desaparecido, mientras contaba sus cambios -buenos-, me miró y me saludó, camino hacía donde yo estaba y me preguntó que si yo era Karen, le dije que sí e ingresamos inmediatamente en una tertulia de tiempos pasados y actuales, él me miraba -quizá le gusté- y yo lo miraba a él -recordaba su relación con mi prima-, al intercambio de los números de celular, él se bajó y dijo que me llamaría para salir algún día, pero ¿Y mi prima?, bueno, ella ya tiene novio igual, tampoco buscaba a alguien, ya lo tenía -lo tengo-, pero fue agradable ese encuentro…Él -Martín-, se bajó en la estación de la 85 y empecé a distraerme viendo aquel accidente que había, un carro totalmente destruido y una mujer en estado de alicoramiento -peleó con su pareja y se fue a beber-, ella lloraba por su carro, no por sus heridas ¿Raro no?, el señor que iba a mi lado, quiso entablar una conversación conmigo acerca del accidente, pero, yo simplemente me quedé con los audífonos puestos e ignoré completamente su intención -niñita estúpida y egocéntrica-, quizá pensó él. Ya pasábamos por la Calle 76 y precisamente, el articulado hizo una parada en el lugar en donde se ve la Universidad en donde estudio, en ese momento miraba y por tres segundos maldije al profesor que me hizo madrugar un domingo ,que me hizo viajar por Bogotá, y así me desahogué un poco…

Las llamadas de mi amiga, me hicieron saber que llegaría bien, que no me pasaría algo malo y así llegué a la estación de la Calle 22, esa en donde se ven prostitutas fumando, travestis persiguiendo clientes y habitantes de calle -quizá ellos trasnocharon y a esa hora estaban trabajando-, así que dejé mi quejadera a un lado, busqué el vagón en donde hace su parada el servicio L97 y fácilmente lo encontré -me sentía mucho mejor-, mientras esperaba el servicio, miré a mi gris y grande reloj, las manecillas indicaban las 8:22 am -me había rendido en el trayecto- y la estación, estaba acompañada por personas que correrían en la maratón 11K, estaban con su uniforme de camiseta amarilla y lycra negra -pensaban en ganar una medalla- y recordé que mi cuñada asistiría, pero ella sólo corre para pelear y para irse con sus amigos -perdería y llegaría de ultima, ojala-.
Después de aproximadamente cinco minutos, llegó a la estación el L97 y me subí -iba vacío-, me ubiqué detrás del conductor como estrategia para ocultar mi temor, las llamadas de mis amigas abundaban y yo les decía que estaba perdida, no sabía por dónde iba, sólo que hace algunos minutos había pasado por el Parque del Tercer Milenio -antigua calle del cartucho- y un par de mujeres que iban en las sillas del lado opuesto de donde yo estaba sentada, se reían, me miraban y murmuraban sobre mí, pues yo llevaba gafas oscuras y un bolso de gran tamaño -tonta y creída gomela- pensarían, pero era inevitable, no sabía cómo irme a ese lugar y quizá el conductor también pensaba en parar su bus, bajarme y dejarme tirada para que de verdad me sintiera asustada. Al escuchar la voz molesta que indica las paradas que hace el transporte y notar que hacían falta dos de ellas para llegar, vi al lado izquierdo el Carrefour -sitio de encuentro- y mi amiga me llamó, estaba caminando para irme a recoger -la vi-… Pero el temor no terminaba, quedaba el resto de día, de horas y de exploración en ese lugar desconocido y este aumentó cuando el bus tomó una serie de túneles oscuros y solitarios que conllevaban a mi arribo -había llegado-, estaba ubicada en el PORTAL 20 DE JULIO… Me bajé y al ver otro servicio que llegaba al lugar frio y oscuro, vi a mi amiga Natalia, esa compañera de risas y de abrazos, ella también estaba asustada -no es de la ciudad- y desconocía completamente –más que yo- aquel lugar, al vernos nos perdimos en un abrazo -como los de siempre- y comenzamos la caminata a las afueras del sitio, allí a la salida, estaría Laura, aguardando por nosotras… Ese encuentro, ha sido uno de los más aliviadores que he  tenido, con ese me bastaba para sentirme ‘’segura’’, porque Laura conocía el lugar y sabía por cual camino deberíamos deambular.


Ya eran las 8:50 am, compramos chicles -xtime-, y empezamos la caminata hacia el Carrefour, yo les contaba a mis cómplices, mis historias con aquel hombre por el que  suspiro, ese que también iría a la salida, pero, que por una serie de inconvenientes en mis sueños, no quería ver -por nervios- y nuestros pasos eran lentos por la intriga de mis historias, pero nos acercábamos más y más -como la canción-, y al llegar a la esquina, a lo lejos de la miopía y el astigmatismo que padezco, ahí estaba él, con su camiseta favorita y un gorro, el más lindo y el que lo hace ver guapo -el que yo le regalé- y ese protagonista de mis tantas historias, me observó y yo lo saludé, dejando así los nervios de aquella pesadilla…Yo intentaba darle mis miradas y él no me las correspondía -después me comentó que sí lo había hecho-.


El clima era perfecto, hacía mucho sol y necesitábamos irnos de ahí para llegar a la Iglesia del 20 de Julio, ese lugar lleno de fe y de súplicas, de necesidades y agradecimientos… Ese que aguarda por los fieles… Las instrucciones por parte del Profesor fueron claras y emprendimos lo que sería la experiencia más extraña, pero antes se nos dio una advertencia ¡Cuidado con las cámaras!, con eso volvió el temor a mí, por suerte no lleve la mía, sólo me acompañaba el celular… Tres o cuatro cuadras a pasos de miedo y de curiosidad, llegamos al inicio de las ventas, una calle llena de personas vendiendo cualquier tipo de cosas (ropa, utensilios de cocina, Cd’s de música), era allí en donde empezaba la mitad de mi travesía, de nuestra travesía...Era una calle de subida y pensaba en que quizá no iba a poder subirla, pero iba con Natalia y Laura, con sus ánimos inicié…Empezamos a curiosear todas las cosas que vendían -quizá compraríamos algo-, la cantidad de gente, obstaculizaba nuestros pasos, eran ya las 9:30 am y el temor que tenía desde la salida de mi casa, se acercaba… Los besos y piropos por parte de los vendedores hacia nosotras, aceleraron mis pasos y aumentaron mis deseos de salir de ese lugar, un hombre se paró frente a mí y no me dejaba pasar -me quería robar- o según él -¡Nos estamos chocando!r-, su comentario me dio risa y esa mirada que muchos odian en mis momentos de malgenio explotó, sólo recuerdo haber escuchado: ¡Así bravitas me gustan!, observamos a una niña, vendiendo joyería y nos acercamos, yo con las ansias de poder encontrar un anillo de elefante que hace mucho busco -que aún no encuentro-,y ellas solamente me acompañaban, mientras tanto las palabras de los hombres, de aquellos ‘’verdes’’ incendiaban mi rabia y a esa calle no le encontraba fin -tal vez decían que eramos muy lindas para estar allá o era por molestarnos-.

Luego de 20 minutos de caminar en subida, llegamos a la parte en donde está ubicada la Iglesia y en donde las ventas de artículos religiosos aumenta, yo pretendía comprar algo, pero recordé que ya tenía demasiados de ellos, así que me dediqué a mirar lo que vendían y a preguntarle a los vendedores que si permitían ser fotografiados, claramente no accedieron -¿Qué tal estas niñas?- habrán pensado las señoras, pero nos dejaron capturar imágenes de sus artesanías, de lo que les permite sobrevivir… Mientras lo hacíamos, una compañera que nos acompañaba, nos comentó acerca de una penitencia que debía cumplir, regalar algo de ropa a personas que lo necesitaran y al escucharla, nos dirigimos al centro de la plaza anterior a la iglesia, la plaza grande y llena de personas quienes oraban en medio de una celebración eucarística, buscábamos en especial a una familia y fácilmente la encontramos, ella les dio su bolsa con ropa y sonreímos juntas, fue una emoción ajena muy conmovedora -la familia agradecía con el brillo de la mirada-… Al intentar caminar hacia el recinto religioso principal, una señora me indicó unas estampas del Divino Niño, acompañadas de un escapulario y de una novena a él y me impuso en la bufanda un sticker del mismo, al decirle ¡Gracias!, ella inmediatamente me cobró $2000 y le dije que no tenía, me quitó todo de mala manera -niña tacaña, pensó ella-, pero no quería comprarlos…

El calor de ese domingo era impresionante y la ropa negra que me acompañaba lo hacía más fuerte, así que al ver un carro de ‘’Bon Ice’’ decidimos acércanos -Laura, Natalia, Jeny-, y comprar unos cuantos que calmaran nuestra sed, al lado permanecían unos bachilleres de policía, los cuales nos observaban de manera coqueta, nos mandaron besos y nosotras reímos -era una burla-, y por otro lado, estaba una señora y su hija, muy tiernamente nos pidieron que si le regalábamos un Bon Ice a su hijita que moría de sed y en buena actitud, le dimos a las dos, nos agradecieron y volvimos a sonreír, de pronto ese lugar no era tan malo -para mí- y debía disfrutar lo nuevo. Por mi parte, ingresé a la iglesia y agradecí por estar ahí, la fe abundaba y era un sitio tranquilo, lleno de gente, pero se podía respirar con tranquilidad, en mi caso las influencias religiosas por parte de mi familia se hacían notar y me bendecí cuando el padre lo indicaba, después de esto, me empecé a sentir algo mareada y con la ausencia del aire -ya no era igual que en la iglesia, ahí respiraba-, mis compañeras me sujetaron y fuimos por algo para tomar -era culpa del calor-, al pedir agua, el señor me miraba con curiosidad -esta niña esta pálida, pobrecita- y luego de tomar agua, decidimos seguir caminando, hasta el famoso atrio, un lugar lleno de personas y de diferentes sitios llenos de fe -yo buscaba al hombre de gorro-, mientras tomaba fotos panorámicas del lugar, pero él no estaba y el calor, me seguía haciendo sentir mal -quería estar en casa-… A pesar de ser un sitio de seriedad, las risas comenzaron al ver a un compañero con una camisa ‘’Hawaiana’’ a quien hacíamos pasar por turista… Al estar por 10 minutos en ese lugar, volvimos a la plaza central, pero esta vez optamos por tomar otro camino, por donde había pantallas que mostraban en vivo la misa dominical… Nunca –por mi parte-me había sentido tan ‘’observada’’, por ahí 100 personas estaban congregadas en ese lugar, al ver el paso de nosotros ‘’de modelos’’, yo agachaba la mirada para no corresponder a esas malas miradas diciendo: ¡Chinos tontos! , en lenguaje correspondiente…

Al volver a la plaza, nos encontramos con el famosísimo Mickey Mouse, ¿El de verdad?, no, ese está en Disney, sacándole sonrisas a los niños del monopolio americano… Sólo estaba hecho en un disfraz a medio limpiar, un hombre debajo de él, acompañado de una mujer y su cámara, buscaban captar imágenes con niños o con adultos, por sólo $1000 -no los iba a pagar- así que inventamos una conferencia en mitad de la plaza para tomarle una foto desprevenida al famoso ratón y fracasamos en el intento, la mujer se dio cuenta y con su mirada nos transmitió rabia y ganas de pegarnos -estúpidos culicagados-…Ver a ese muñeco me devolvió a la infancia, como también lo hicieron esas burbujas de jabón y los algodones de azúcar -quería todo-, pero era mucha azúcar para mi decaída y mucho jabón para la ducha larga que ya había tomado más temprano.

El deporte y la fe al parecer también van de la mano, puesto que llegaban a orar personas en sus bicicletas y con sus uniformes coloridos y apretados… Las mascotas eran bendecidas y eso fue algo muy curioso, puesto que no conocía ese ritual ¿Para qué lo hacen?, la respuesta es la fe de cada persona que las tiene como compañía o como simplemente un miembro más de la familia, de ahí viene el derecho a defenderlas… De nuevo se nos hacia el llamado al atrio -en donde nos burlábamos del hawaiano-, al estar ahí, entramos al mini-santuario, en donde se encuentra la representación del Divino niño, las personas hacían su novena con total devoción pedían por los enfermos, por los nacimientos, por empleo y agradecían por las mismas cosas y me convencí de que si es milagroso, puesto que las personas lloraban al rezarle y en su altar la cantidad de flores, indicaban agradecimiento a los favores recibidos… Busqué la forma de tomar una fotografía sin incomodar a las personas que ahí estaban y me ubiqué en un lugar central en donde nadie me viera -estaba sola-, ya no tenía miedo, pero al pararme atrás, estaba él, el hombre de gorro guapo, el de las miradas lindas, pero que en ese día las hizo incomodas y lejanas –otra vez los nervios-, una amiga me sugirió que al entrar a una iglesia nueva, se deben pedir tres deseos y que estos se cumplen, y muy obediente los pedí -el primero se está cumpliendo- después, tomé rápido las fotos y salí del lugar, curiosamente con impaciencia de querer besarlo -sí, al del gorro…Ya eran los últimos momentos de aquella salida, de aquella experiencia, las personas murmuraban de nosotros y decían:  -es un trabajo, por eso están aquí- y tenían razón, pero era más que una salida, el miedo desapareció y se convirtió en interés hacia lo desconocido… Antes de terminar todo, decidimos tomarnos fotos en aquel lugar, en esa fuente conocida como la de los deseos, pero en esa no se pedían los deseos, era solamente una ficción…

Las gradas de una mini-plaza, aguardaban por todos, mientras el profesor de color naranja, esperaba para darnos la última instrucción del día, los de un grupo de un lado, los del mío del otro, las miradas -él y yo-, se cruzaban, pero callaban y el momento de mi inspiración llegó e intenté escribirle algo, pero recordé que había olvidado pagar su factura y no tenía datos, poca atención puse a lo que dijo el señor anaranjado, yo estaba inmersa en los sentimientos de verlo y de haberle dedicado un domingo a la religión… La despedida se anunció con un : ¡Nos vemos en 15 días!, y así terminábamos la historia de miedo, de esta pálida mujer suponiendo lo que otros piensan, de los piropos verdes, del Mickey de fantasía, de la mujer y la niña del bon ice, del conductor que quería ir al baño, de la fe, sí, de la fe al dedicar un espacio académico a algo que en mi caso ha tenido sus bases muy bien establecidas desde pequeña, de poder haberle agradecido al Divino niño todas las cosas que han pasado desde la ausencia más fuerte -ella-, del hombre del gorro, de mis compañías y de mi travesía al otro lado de la ciudad.

12:10 pm: Se acabó el miedo.



viernes, 5 de abril de 2013

Verso- Tacto


Antes de escapar de mí, antes de que el círculo se cierre por completo, antes de que mis manos dejen de respirar en tu piel, antes de que mis oídos pierdan la vista, antes de que tus ojos dejen de reflejar la esencia que me atrapa, antes de que mi alma y mi razón se vayan de aquí; déjame ser poetisa, déjame reconocerte como escucha, déjame palpar tu existencia, déjame ver tus manos y tus dedos, déjame escribirte un poema más, déjame jugar con tu fuerte e imponente tacto una vez más.

Noticia - Gusto




UNA CERVEZA, CON SABOR A FRAMBUESA.

En los últimos dos años, en la ciudad de Dublin (Irlanda), un cervecero empírico llamado Chris Backer, ha buscado la forma de darle un sabor a la reconocida mundialmente cerveza Irlandesa. Esta idea de Backer, surgió desde que a este producto (cerveza), se le empezaron a agregar colorantes para que diera un color diferente al normal, convirtiéndose en un producto más agradable para el consumidor, así que Chris, con ayuda de sus hijos, comenzó la búsqueda de alguna fruta, la cual pudiera combinar perfectamente con el ingrediente principal que es la cebada. Al cabo de experimentar con diversidad de frutas y al no encontrar algo adecuado, existía una última opción, la tenían en casa y era una frambuesa, su sabor agrio y dulce combinó perfectamente con la cebada, dejando en el producto final, una cerveza con una sensación extraña pero agradable al paladar. 

Al exponer su producto para que fuera autorizada su venta, los jurados quedaron fascinados con aquel sabor y pidieron más, dando su aprobación para entrar en el mercado. Desde el mes de enero, se han reportado ventas por casi 500 millones de dolares, esto se debe al gran consumo de cerveza que se da en ese país... Las exportaciones de la cerveza ''BerryBeer'' han aumentado también y según informes, este innovador producto llegará a Colombia en los próximos dos meses, con un valor aproximado de $15.000 cada botella de 350 ml.

Por otra parte el creador de este producto, fue nominado al premio ''Innovate'' en la categoría de ''Mejor producto del 2013-I''... La opinión publica ve a Backer como uno de los próximos multimillonarios en Irlanda.

Crónica: El amor en un continuará




-Continuación Crónica ''Aquel primer beso''-.

’Sus ojos inspiraban tristeza, se querían, pero ellos ya no sabían si se tenían’’.


Después de la pertenencia de sus labios, de dar comienzo a una relación, ellos intentaban superar los comentarios, esos que pretendían separarlos… La edad, la ‘’experiencia’’, los sentimientos desconocidos de ella, atormentaban la cabeza de él y así comenzó la duda de lo que mutuamente ellos se sentían… Era martes, cuando él decidió mirar más allá de sus sonrisas con ella, puesto que su ''mejor amiga'', insinuó que la mujer con la que estaba compartiendo sus miradas -tiernas-, sus ojos -cafés-, sus pestañas -largas- y su boca -grosera-, simplemente lo tomó como un juego, uno de esos que eran acompañados de alpinito, de bom bom bum y bonyurt  en las horas de descanso en el colegio, esos que eran de broma, de pasatiempo.

Mientras tanto, ella ignoraba lo que con su pareja estaba pasando, él dudaba y ella aumentaba ese amor, ese cariño que vivía estando a su lado... En sus ojos, se reflejaban las ganas de tenerlo, de abrazarlo y de agarrar su mano para nunca soltarlo, a veces, ella se encerraba en su habitación, encendía su computador y de su reproductor musical, escogía la canción de ¿Sabes? de Alex Ubago y retrocedía sus pensamientos al primer día en el que cruzando dos avenidas, ellos se encontraron... A ella, sólo le bastaba con observar las estrellas y desear que ese cielo fuera para los dos, pero él dudaba, mientras ellas soñaba. Sus conversaciones vía celular, eran tiernas y con amor desmedido, tanto que en un segundo él dijo: ''Debemos ser amigos'', ella se preguntaba ¿Por qué?, ¿Que hice mal?, y le explicó las razones -de la amiga- para dejar que el viento sople en contra y no a favor de ella... ¡Hicimos todo muy rápido! y por eso debemos conocernos más dijo él, pero para ella, fueron argumentos inválidos, tanto que siendo así dolieron y las lágrimas tomaban protagonismo en la historia -de ella-. 

Las miradas al encontrarse eran incomodas, no sabían como sería ese saludo después de un ''seamos amigos'', después de un ''te quiero, eres la mujer que buscaba'', de una noche de desperdicios emocionales...Casualmente, el clima de ese día, iba acorde con la situación, era oscuro y se veían gotas de lluvia a lo lejos -y llovió-, el frío dio comienzo a la rinitis frecuente de ella, sus ojos lagrimeaban -por los dos motivos- y su corazón estallaba, ella lo veía y quería aprisionarlo en besos, pero él no cayó ante la mirada de ella, estaba clavado en su decisión, pero, profesaba que la quería, así que era rara su actitud... El desdén de sus sentimientos los aturdió ese día y en la noche hablaron -''volvieron''-, pero fue corto el momento de felicidad, él se arrepintió y dejo pasar la noche con intriga y llanto -para ella.

Al pararse frente a frente para saludarse, sus miradas los introducían en una vida -joven- llena de verdades, de ganas de quererse, de darse mordiscos, de embelesarse en todo el contenido de sus abrazos, pero aún él no estaba decidido a estar con ella, por el contrario ella sí... La mujer de estatura baja y de pestañas largas, estaba decidida a luchar(se) y por eso intentaba escribirle cosas que le llegarán a él -indirectas poéticas-, canciones -románticas- y de adiós... Ella lo quería pero sentía que lo perdía, él la quería pero no sabía si la tenía, la dualidad de sus discusiones, los llevo a decirse ''Hasta pronto'', dejando claro el ''quererse''...Las miradas entre ellos abundan, los mensajes también, sólo en ellos está el volver, en demostrar, en mirase a los ojos y pronunciar verdades, mentiras, cinismo e hipocresías .. Un claro ejemplo de que esto fue una historia más de ''Un amor a primera vista'' y continuará hasta que haya un punto final…

''El amor se demuestra en las verdades que transmiten los ojos y se mira en las acciones que tienen más de un parpadeo a la vez, ocasionando en todo; una buena mirada''.

Acróstico - Olfato


Oye: Ven y hagamos de todo, no te alejes para que sintamos nuestros aromas mientras nos besamos con
locura, con pasión y con ambición… Apropiémonos de una idea para perdernos en ese olor tuyo, ese a
flores de verano, a manzana verde y también a rastros efímeros de alcohol y cigarrillo. Sólo te pido que
ames nuestros momentos, esos que huelen a sentimiento, a fresas dulces con chocolate, a besos que
toman los cuerpos y encienden en ellos ese olor a desenfreno de sábanas ,ese mismo que nos pierde en la  
oscuridad, sin saber lo que vemos, pero sabiendo lo que significa el perfume ambos respiramos...