domingo, 28 de abril de 2013
Ojalá
Ojalá me busques en los primero síntomas de tu nueva soledad...
Ojalá no pienses que te escribo por venganza...Ojalá en tus caminos escuches nuestra canción favorita...
Ojalá que tus falsas palabras, algún día dejen de serlo...
Ojalá decidas acerca de si eres tú o eres otro...
Ojalá mis huellas en tu piel, no se borren ni con lo caliente del agua de tu ducha...
Ojalá puedas dormir...
Ojalá que cuando quizá quieras volver... Yo ya no esté.
domingo, 14 de abril de 2013
Crónica: El miedo y los pensamientos ajenos en una travesía
5:00
am: El despertador hizo su sonido molesto, indicó que debía levantarme y así lo
hice… Una lágrima le robó protagonismo a la oscuridad de la madrugada y a la
pereza que tenía para quitarme aquella pijama que me abriga todas las noches,
pues esa pesadilla, merecía que la sintiera hasta llorar… Los minutos pasaban
mientras yo inventaba pretextos para no salir de mi casa, yo decía que a donde
debía ir era muy lejos, que tenía sueño y cansancio, pero de repente aparecí en
la ducha, mojando mi rostro y mi cuerpo, ya no había vuelta atrás, tenía que
asistir… Demoré quizá de 20 a 25 minutos y al salir de la ducha, supe que mi
hermano dormía y mi cuñada también, quizá estaban peleando en sus sueños -como
siempre- y no se levantarían a despedirme con un desayuno…
Mientras tanto, yo comenzaba la lucha contra
el espejo para saber con cual tipo de ropa me vería ‘’bien’’ para ir ese lugar,
el que me causaba miedo, al que no quería ir, con mis pocas ganas busqué entre el closet los
zapatos que debía llevar -tenis-, pero, gracias a mi desorden, sólo encontré
uno de ellos, yo ya estaba vestida y mi zapato cómodo y blanco no
aparecía…Mientras con la mirada intentaba que apareciera, yo arreglaba mi cabello,
desapareciendo mis crespos los cuales odio y que por tal motivo opto por
desaparecerlos, al ver que ya estaba completamente lisa -como me gusta-, me
dirigí a la cocina a inventar un simulacro de buen desayuno, escogí unos huevos
con arepa e hice rápidamente un jugo de naranja…Al terminar de comer aquel
invento, ya eran las 6:40 am y según mis cálculos tenía que salir de mi casa a
las 7:00 am para llegar puntual al encuentro, los minutos pasaban y el maquillaje
aguardaba para ocultar mis ojeras y encrespar mis pestañas largas, mientras
tanto el zapato izquierdo seguía perdido, empecé la búsqueda de un nuevo par
que combinara con el jean que me quedaba grande y el saco recién comprado,
pero, estos debían ser blancos… En un momento de descuido, deje caer los polvos
color natural -blancos-, visualicé lo que parecía ser un zapato -el perdido- y
puse en práctica el juego de tetris, para poder sacarlo, sí, estaba bajo la
cama, en lo más escondido y mi brazo claramente no lo alcanzaría, así que fui
por una escoba, lo saqué y estaba lista para asear mis manos y mis dientes… En
ese momento nadie se había despertado, mi hermano soñaba con su próximo viaje y
mi cuñada inventaba artimañas para celar a mi hermano y así poder pelear con
él, para verlo rogando una vez más… Ya eran las 7:30 am y salí de mi casa, no
sin antes pedir que me fuera bien porque aún seguía asustada e iba tarde.
Conté
aproximadamente 120 escalones para llegar a la portería del lugar donde vivo y
pensaba: ‘’Si me cansé al bajarlos ¿Cómo subiría a Monserrate?’’ -menos mal la
salida ya no era allá- y también conté casi 45 pasos de zapatos talla 38 para
llegar a la estación del alimentador, ese que me llevaría al Portal Norte de
Transmilenio, al subirme surgieron dudas en mí, puesto que no tenía alguna idea
de cómo llegaría, así que recibí en ese momento la llamada de Laura -mi amiga-
y ella me explicó muy bien como debía llegar, en donde debía hacer
trasbordo y en donde bajarme, finalizamos la llamada y exhale indicando
tranquilidad de saber que no iba a perderme.
Mientras
iba en el recorrido hacia la 170, me di cuenta que el conductor al parecer
tenía afán porque la velocidad del vehículo aumentaba -quería ir al baño-, y a
mi lado iba sentado un hombre, que al parecer por la sonrisa que llevaba en su cara
había tenido una noche de esas que dejan sonrisas,-le dijeron que sí-, a pesar
de que era domingo, él sonreía, yo no… En las sillas delanteras reconocí la
forma de una cabeza conocida -era un amigo- con el que alguna vez compartí
noches de cervezas y de letras, al verme se levantó y me saludó, lo abracé y me
cuestione por qué tenía gafas, él sonrió y me indico su ojo acompañado de un
morado y tres puntos -había peleado la noche anterior- y por su responsabilidad
se dirigía a realizar un trabajo a pesar de su incapacidad, él iba
entusiasmado, yo no.
Al
fin llegábamos al Portal del Norte -lugar de mi desubicación- y tomé uno de
esos Transmilenios que tienen la letra H, no recuerdo el número, sólo sabía que
ese paraba en la Calle 22, -iba con nervios-, al entrar, me senté al lado de la
ventana derecha, para que al contar carros, se pasara el tiempo y verme ya en
aquel lugar desconocido -para mí-, al lado mío se sentó un hombre alto y con
cara de guayabo -bebió demasiado- y su olor a cigarrillo me incomodaba, pero
debía aguantar. La autopista norte fluía en su tráfico, era diferente a como se
ve en los días de semana, la velocidad de los carros era alta, 90 km/h sin
exagerar… Por casualidad, fijé la mirada en un hombre que iba en el famoso
‘’acordeón’’ del transporte -era guapo- y en un momento recordé que lo conocía,
pero, no sé si me recordaba, era el ex novio de mi prima, pero había cambiado
mucho, sus músculos eran evidentes y sus gafas habían desaparecido, mientras
contaba sus cambios -buenos-, me miró y me saludó, camino hacía donde yo estaba
y me preguntó que si yo era Karen, le dije que sí e ingresamos inmediatamente
en una tertulia de tiempos pasados y actuales, él me miraba -quizá le gusté- y
yo lo miraba a él -recordaba su relación con mi prima-, al intercambio de los
números de celular, él se bajó y dijo que me llamaría para salir algún día,
pero ¿Y mi prima?, bueno, ella ya tiene novio igual, tampoco buscaba a alguien,
ya lo tenía -lo tengo-, pero fue agradable ese encuentro…Él -Martín-, se bajó
en la estación de la 85 y empecé a distraerme viendo aquel accidente que había,
un carro totalmente destruido y una mujer en estado de alicoramiento -peleó con
su pareja y se fue a beber-, ella lloraba por su carro, no por sus heridas
¿Raro no?, el señor que iba a mi lado, quiso entablar una conversación conmigo
acerca del accidente, pero, yo simplemente me quedé con los audífonos puestos e
ignoré completamente su intención -niñita estúpida y egocéntrica-, quizá pensó
él. Ya pasábamos por la Calle 76 y precisamente, el articulado hizo una parada
en el lugar en donde se ve la Universidad en donde estudio, en ese momento
miraba y por tres segundos maldije al profesor que me hizo madrugar un domingo
,que me hizo viajar por Bogotá, y así me desahogué un poco…
Las
llamadas de mi amiga, me hicieron saber que llegaría bien, que no me pasaría
algo malo y así llegué a la estación de la Calle 22, esa en donde se ven
prostitutas fumando, travestis persiguiendo clientes y habitantes de calle -quizá
ellos trasnocharon y a esa hora estaban trabajando-, así que dejé mi quejadera
a un lado, busqué el vagón en donde hace su parada el servicio L97 y fácilmente
lo encontré -me sentía mucho mejor-, mientras esperaba el servicio, miré a mi
gris y grande reloj, las manecillas indicaban las 8:22 am -me había rendido en
el trayecto- y la estación, estaba acompañada por personas que correrían en la
maratón 11K, estaban con su uniforme de camiseta amarilla y lycra negra
-pensaban en ganar una medalla- y recordé que mi cuñada asistiría, pero ella sólo
corre para pelear y para irse con sus amigos -perdería y llegaría de ultima,
ojala-.
Después
de aproximadamente cinco minutos, llegó a la estación el L97 y me subí -iba
vacío-, me ubiqué detrás del conductor como estrategia para ocultar mi temor,
las llamadas de mis amigas abundaban y yo les decía que estaba perdida, no
sabía por dónde iba, sólo que hace algunos minutos había pasado por el Parque
del Tercer Milenio -antigua calle del cartucho- y un par de mujeres que iban en
las sillas del lado opuesto de donde yo estaba sentada, se reían, me miraban y
murmuraban sobre mí, pues yo llevaba gafas oscuras y un bolso de gran tamaño -tonta
y creída gomela- pensarían, pero era inevitable, no sabía cómo irme a ese lugar
y quizá el conductor también pensaba en parar su bus, bajarme y dejarme tirada para que
de verdad me sintiera asustada. Al escuchar la voz molesta que indica las
paradas que hace el transporte y notar que hacían falta dos de ellas para
llegar, vi al lado izquierdo el Carrefour -sitio de encuentro- y mi amiga me
llamó, estaba caminando para irme a recoger -la vi-… Pero el temor no
terminaba, quedaba el resto de día, de horas y de exploración en ese lugar
desconocido y este aumentó cuando el bus tomó una serie de túneles oscuros y
solitarios que conllevaban a mi arribo -había llegado-, estaba ubicada en el
PORTAL 20 DE JULIO… Me bajé y al ver otro servicio que llegaba al lugar frio y
oscuro, vi a mi amiga Natalia, esa compañera de risas y de abrazos, ella
también estaba asustada -no es de la ciudad- y desconocía completamente –más
que yo- aquel lugar, al vernos nos perdimos en un abrazo -como los de siempre-
y comenzamos la caminata a las afueras del sitio, allí a la salida, estaría
Laura, aguardando por nosotras… Ese encuentro, ha sido uno de los más
aliviadores que he tenido, con ese me bastaba para sentirme ‘’segura’’,
porque Laura conocía el lugar y sabía por cual camino deberíamos deambular.
Ya
eran las 8:50 am, compramos chicles -xtime-, y empezamos la caminata hacia el
Carrefour, yo les contaba a mis cómplices, mis historias con aquel hombre por
el que suspiro, ese que también iría a
la salida, pero, que por una serie de inconvenientes en mis sueños, no quería
ver -por nervios- y nuestros pasos eran lentos por la intriga de mis historias,
pero nos acercábamos más y más -como la canción-, y al llegar a la esquina, a
lo lejos de la miopía y el astigmatismo que padezco, ahí estaba él, con su
camiseta favorita y un gorro, el más lindo y el que lo hace ver guapo -el que
yo le regalé- y ese protagonista de mis tantas historias, me observó y yo lo
saludé, dejando así los nervios de aquella pesadilla…Yo intentaba darle mis
miradas y él no me las correspondía -después me comentó que sí lo había hecho-.
El
clima era perfecto, hacía mucho sol y necesitábamos irnos de ahí para llegar a
la Iglesia del 20 de Julio, ese lugar lleno de fe y de súplicas, de necesidades
y agradecimientos… Ese que aguarda por los fieles… Las instrucciones por parte
del Profesor fueron claras y emprendimos lo que sería la experiencia más
extraña, pero antes se nos dio una advertencia ¡Cuidado con las cámaras!, con
eso volvió el temor a mí, por suerte no lleve la mía, sólo me acompañaba el
celular… Tres o cuatro cuadras a pasos de miedo y de curiosidad, llegamos al
inicio de las ventas, una calle llena de personas vendiendo cualquier tipo de
cosas (ropa, utensilios de cocina, Cd’s de música), era allí en donde empezaba
la mitad de mi travesía, de nuestra travesía...Era una calle de subida y pensaba
en que quizá no iba a poder subirla, pero iba con Natalia y Laura, con sus ánimos inicié…Empezamos a curiosear todas las cosas que vendían -quizá compraríamos
algo-, la cantidad de gente, obstaculizaba nuestros pasos, eran ya las 9:30 am
y el temor que tenía desde la salida de mi casa, se acercaba… Los besos y
piropos por parte de los vendedores hacia nosotras, aceleraron mis pasos y
aumentaron mis deseos de salir de ese lugar, un hombre se paró frente a mí y no
me dejaba pasar -me quería robar- o según él -¡Nos estamos chocando!r-, su
comentario me dio risa y esa mirada que muchos odian en mis momentos de
malgenio explotó, sólo recuerdo haber escuchado: ¡Así bravitas me gustan!, observamos
a una niña, vendiendo joyería y nos acercamos, yo con las ansias de poder
encontrar un anillo de elefante que hace mucho busco -que aún no encuentro-,y
ellas solamente me acompañaban, mientras tanto las palabras de los hombres, de
aquellos ‘’verdes’’ incendiaban mi rabia y a esa calle no le encontraba fin -tal
vez decían que eramos muy lindas para estar allá o era por molestarnos-.
Luego
de 20 minutos de caminar en subida, llegamos a la parte en donde está ubicada
la Iglesia y en donde las ventas de artículos religiosos aumenta, yo pretendía
comprar algo, pero recordé que ya tenía demasiados de ellos, así que me dediqué
a mirar lo que vendían y a preguntarle a los vendedores que si permitían ser
fotografiados, claramente no accedieron -¿Qué tal estas niñas?- habrán pensado
las señoras, pero nos dejaron capturar imágenes de sus artesanías, de lo que
les permite sobrevivir… Mientras lo hacíamos, una compañera que nos acompañaba,
nos comentó acerca de una penitencia que debía cumplir, regalar algo de ropa a
personas que lo necesitaran y al escucharla, nos dirigimos al centro de la
plaza anterior a la iglesia, la plaza grande y llena de personas quienes oraban
en medio de una celebración eucarística, buscábamos en especial a una familia y
fácilmente la encontramos, ella les dio su bolsa con ropa y sonreímos juntas,
fue una emoción ajena muy conmovedora -la familia agradecía con el brillo de la
mirada-… Al intentar caminar hacia el recinto religioso principal, una señora
me indicó unas estampas del Divino Niño, acompañadas de un escapulario y de una
novena a él y me impuso en la bufanda un sticker del mismo, al decirle
¡Gracias!, ella inmediatamente me cobró $2000 y le dije que no tenía, me quitó
todo de mala manera -niña tacaña, pensó ella-, pero no quería comprarlos…
El
calor de ese domingo era impresionante y la ropa negra que me acompañaba lo
hacía más fuerte, así que al ver un carro de ‘’Bon Ice’’ decidimos acércanos -Laura,
Natalia, Jeny-, y comprar unos cuantos que calmaran nuestra sed, al lado
permanecían unos bachilleres de policía, los cuales nos observaban de manera
coqueta, nos mandaron besos y nosotras reímos -era una burla-, y por otro lado,
estaba una señora y su hija, muy tiernamente nos pidieron que si le regalábamos
un Bon Ice a su hijita que moría de sed y en buena actitud, le dimos a las dos,
nos agradecieron y volvimos a sonreír, de pronto ese lugar no era tan malo
-para mí- y debía disfrutar lo nuevo. Por mi parte, ingresé a la iglesia y
agradecí por estar ahí, la fe abundaba y era un sitio tranquilo, lleno de
gente, pero se podía respirar con tranquilidad, en mi caso las influencias
religiosas por parte de mi familia se hacían notar y me bendecí cuando el padre
lo indicaba, después de esto, me empecé a sentir algo mareada y con la ausencia
del aire -ya no era igual que en la iglesia, ahí respiraba-, mis compañeras me
sujetaron y fuimos por algo para tomar -era culpa del calor-, al pedir agua, el
señor me miraba con curiosidad -esta niña esta pálida, pobrecita- y luego de
tomar agua, decidimos seguir caminando, hasta el famoso atrio, un lugar lleno
de personas y de diferentes sitios llenos de fe -yo buscaba al hombre de
gorro-, mientras tomaba fotos panorámicas del lugar, pero él no estaba y el
calor, me seguía haciendo sentir mal -quería estar en casa-… A pesar de ser un
sitio de seriedad, las risas comenzaron al ver a un compañero con una camisa
‘’Hawaiana’’ a quien hacíamos pasar por turista… Al estar por 10 minutos en ese
lugar, volvimos a la plaza central, pero esta vez optamos por tomar otro
camino, por donde había pantallas que mostraban en vivo la misa dominical…
Nunca –por mi parte-me había sentido tan ‘’observada’’, por ahí 100 personas
estaban congregadas en ese lugar, al ver el paso de nosotros ‘’de modelos’’, yo
agachaba la mirada para no corresponder a esas malas miradas diciendo: ¡Chinos
tontos! , en lenguaje correspondiente…
Al
volver a la plaza, nos encontramos con el famosísimo Mickey Mouse, ¿El de
verdad?, no, ese está en Disney, sacándole sonrisas a los niños del monopolio
americano… Sólo estaba hecho en un disfraz a medio limpiar, un hombre debajo de
él, acompañado de una mujer y su cámara, buscaban captar imágenes con niños o
con adultos, por sólo $1000 -no los iba a pagar- así que inventamos una
conferencia en mitad de la plaza para tomarle una foto desprevenida al famoso
ratón y fracasamos en el intento, la mujer se dio cuenta y con su mirada nos
transmitió rabia y ganas de pegarnos -estúpidos culicagados-…Ver a ese muñeco
me devolvió a la infancia, como también lo hicieron esas burbujas de jabón y
los algodones de azúcar -quería todo-, pero era mucha azúcar para mi decaída y
mucho jabón para la ducha larga que ya había tomado más temprano.
El
deporte y la fe al parecer también van de la mano, puesto que llegaban a orar
personas en sus bicicletas y con sus uniformes coloridos y apretados… Las
mascotas eran bendecidas y eso fue algo muy curioso, puesto que no conocía ese
ritual ¿Para qué lo hacen?, la respuesta es la fe de cada persona que las tiene
como compañía o como simplemente un miembro más de la familia, de ahí viene el
derecho a defenderlas… De nuevo se nos hacia el llamado al atrio -en donde nos
burlábamos del hawaiano-, al estar ahí, entramos al mini-santuario, en donde se
encuentra la representación del Divino niño, las personas hacían su novena con
total devoción pedían por los enfermos, por los nacimientos, por empleo y
agradecían por las mismas cosas y me convencí de que si es milagroso, puesto
que las personas lloraban al rezarle y en su altar la cantidad de flores,
indicaban agradecimiento a los favores recibidos… Busqué la forma de tomar una
fotografía sin incomodar a las personas que ahí estaban y me ubiqué en un lugar
central en donde nadie me viera -estaba sola-, ya no tenía miedo, pero al
pararme atrás, estaba él, el hombre de gorro guapo, el de las miradas lindas,
pero que en ese día las hizo incomodas y lejanas –otra vez los nervios-, una
amiga me sugirió que al entrar a una iglesia nueva, se deben pedir tres deseos
y que estos se cumplen, y muy obediente los pedí -el primero se está
cumpliendo- después, tomé rápido las fotos y salí del lugar, curiosamente con
impaciencia de querer besarlo -sí, al del gorro…Ya eran los últimos momentos
de aquella salida, de aquella experiencia, las personas murmuraban de nosotros
y decían: -es un trabajo, por eso están
aquí- y tenían razón, pero era más que una salida, el miedo desapareció y se
convirtió en interés hacia lo desconocido… Antes de terminar todo, decidimos
tomarnos fotos en aquel lugar, en esa fuente conocida como la de los deseos,
pero en esa no se pedían los deseos, era solamente una ficción…
Las
gradas de una mini-plaza, aguardaban por todos, mientras el profesor de color
naranja, esperaba para darnos la última instrucción del día, los de un grupo de
un lado, los del mío del otro, las miradas -él y yo-, se cruzaban, pero
callaban y el momento de mi inspiración llegó e intenté escribirle algo, pero
recordé que había olvidado pagar su factura y no tenía datos, poca atención
puse a lo que dijo el señor anaranjado, yo estaba inmersa en los sentimientos
de verlo y de haberle dedicado un domingo a la religión… La despedida se
anunció con un : ¡Nos vemos en 15 días!, y así terminábamos la historia de
miedo, de esta pálida mujer suponiendo lo que otros piensan, de los piropos
verdes, del Mickey de fantasía, de la mujer y la niña del bon ice, del
conductor que quería ir al baño, de la fe, sí, de la fe al dedicar un espacio
académico a algo que en mi caso ha tenido sus bases muy bien establecidas desde
pequeña, de poder haberle agradecido al Divino niño todas las cosas que han
pasado desde la ausencia más fuerte -ella-, del hombre del gorro, de mis
compañías y de mi travesía al otro lado de la ciudad.
viernes, 5 de abril de 2013
Verso- Tacto
Antes de
escapar de mí, antes de que el círculo se cierre por completo, antes de que mis
manos dejen de respirar en tu piel, antes de que mis oídos pierdan la vista,
antes de que tus ojos dejen de reflejar la esencia que me atrapa, antes de que
mi alma y mi razón se vayan de aquí; déjame ser poetisa, déjame reconocerte
como escucha, déjame palpar tu existencia, déjame ver tus manos y tus dedos, déjame
escribirte un poema más, déjame jugar con tu fuerte e imponente tacto una vez
más.
Noticia - Gusto
UNA CERVEZA, CON SABOR A FRAMBUESA.
En los últimos dos años, en la ciudad de Dublin (Irlanda), un
cervecero empírico llamado Chris Backer, ha buscado la forma de darle
un sabor a la reconocida mundialmente cerveza Irlandesa. Esta idea de Backer,
surgió desde que a este producto (cerveza), se le empezaron a agregar
colorantes para que diera un color diferente al
normal, convirtiéndose en un producto más agradable para el
consumidor, así que Chris, con ayuda de sus hijos, comenzó
la búsqueda de alguna fruta, la cual pudiera combinar perfectamente
con el ingrediente principal que es la cebada. Al cabo de experimentar con
diversidad de frutas y al no encontrar algo adecuado, existía una última
opción, la tenían en casa y era una frambuesa, su sabor agrio y dulce combinó
perfectamente con la cebada, dejando en el producto final, una cerveza con una
sensación extraña pero agradable al paladar.
Al exponer su producto para que fuera autorizada su venta, los
jurados quedaron fascinados con aquel sabor y pidieron más, dando
su aprobación para entrar en el mercado. Desde el mes de enero, se
han reportado ventas por casi 500 millones de dolares, esto se debe al gran
consumo de cerveza que se da en ese país... Las exportaciones de la cerveza
''BerryBeer'' han aumentado también y según informes, este innovador producto
llegará a Colombia en los próximos dos meses, con un valor aproximado de
$15.000 cada botella de 350 ml.
Por otra parte el creador de este producto, fue nominado al premio
''Innovate'' en la categoría de ''Mejor producto del 2013-I''...
La opinión publica ve a Backer como uno de los próximos
multimillonarios en Irlanda.
Crónica: El amor en un continuará
-Continuación Crónica ''Aquel primer beso''-.
’Sus ojos inspiraban tristeza, se
querían, pero ellos ya no sabían si se tenían’’.
Después de la pertenencia de sus labios, de dar comienzo a
una relación, ellos intentaban superar los comentarios, esos que
pretendían separarlos… La edad, la ‘’experiencia’’, los sentimientos
desconocidos de ella, atormentaban la cabeza de él y así comenzó la duda de lo
que mutuamente ellos se sentían… Era martes, cuando él decidió mirar más allá
de sus sonrisas con ella, puesto que su ''mejor amiga'', insinuó que
la mujer con la que estaba compartiendo sus miradas -tiernas-, sus ojos -cafés-,
sus pestañas -largas- y su boca -grosera-, simplemente lo tomó como un juego,
uno de esos que eran acompañados de alpinito, de bom bom bum y bonyurt en
las horas de descanso en el colegio, esos que eran de broma, de pasatiempo.
Mientras tanto, ella ignoraba lo que con su pareja estaba pasando,
él dudaba y ella aumentaba ese amor, ese cariño que vivía estando a su lado...
En sus ojos, se reflejaban las ganas de tenerlo, de abrazarlo y de agarrar su
mano para nunca soltarlo, a veces, ella se encerraba en su habitación, encendía
su computador y de su reproductor musical, escogía la canción de ¿Sabes? de
Alex Ubago y retrocedía sus pensamientos al primer día en el que cruzando dos
avenidas, ellos se encontraron... A ella, sólo le bastaba con observar las
estrellas y desear que ese cielo fuera para los dos, pero él dudaba, mientras
ellas soñaba. Sus conversaciones vía celular, eran tiernas y con amor
desmedido, tanto que en un segundo él dijo: ''Debemos ser amigos'', ella se
preguntaba ¿Por qué?, ¿Que hice mal?, y le explicó las razones -de la amiga-
para dejar que el viento sople en contra y no a favor de ella... ¡Hicimos todo
muy rápido! y por eso debemos conocernos más dijo él, pero para ella, fueron
argumentos inválidos, tanto que siendo así dolieron y las lágrimas tomaban
protagonismo en la historia -de ella-.
Las miradas al encontrarse eran incomodas, no sabían como sería
ese saludo después de un ''seamos amigos'', después de un ''te quiero, eres la
mujer que buscaba'', de una noche de desperdicios emocionales...Casualmente, el
clima de ese día, iba acorde con la situación, era oscuro y se veían gotas
de lluvia a lo lejos -y llovió-, el frío dio comienzo a la rinitis frecuente de
ella, sus ojos lagrimeaban -por los dos motivos- y su corazón estallaba, ella
lo veía y quería aprisionarlo en besos, pero él no cayó ante la mirada de ella,
estaba clavado en su decisión, pero, profesaba que la quería, así que era rara
su actitud... El desdén de sus sentimientos los aturdió ese día y en la noche
hablaron -''volvieron''-, pero fue corto el momento de felicidad, él se
arrepintió y dejo pasar la noche con intriga y llanto -para ella.
Al pararse frente a frente para saludarse, sus miradas los
introducían en una vida -joven- llena de verdades, de ganas de quererse, de
darse mordiscos, de embelesarse en todo el contenido de sus abrazos, pero aún
él no estaba decidido a estar con ella, por el contrario ella sí... La mujer de
estatura baja y de pestañas largas, estaba decidida a luchar(se) y por eso
intentaba escribirle cosas que le llegarán a él -indirectas poéticas-,
canciones -románticas- y de adiós... Ella lo quería pero sentía que lo perdía,
él la quería pero no sabía si la tenía, la dualidad de sus discusiones, los
llevo a decirse ''Hasta pronto'', dejando claro el ''quererse''...Las miradas
entre ellos abundan, los mensajes también, sólo en ellos está el volver, en
demostrar, en mirase a los ojos y pronunciar verdades, mentiras, cinismo
e hipocresías .. Un claro ejemplo de que esto fue una historia más de
''Un amor a primera vista'' y continuará hasta que haya un punto final…
''El amor se demuestra en las verdades que transmiten los ojos y
se mira en las acciones que tienen más de un parpadeo a la vez, ocasionando en todo; una buena mirada''.
Acróstico - Olfato
Oye: Ven y
hagamos de todo, no te alejes para que sintamos nuestros aromas mientras nos
besamos con
locura,
con pasión y con ambición… Apropiémonos de una idea para
perdernos en ese olor tuyo, ese a
flores de
verano, a manzana verde y también a rastros efímeros de alcohol y
cigarrillo. Sólo te pido que
ames nuestros
momentos, esos que huelen a sentimiento, a fresas dulces con chocolate, a besos
que
toman los
cuerpos y encienden en ellos ese olor a desenfreno de sábanas ,ese mismo
que nos pierde en la
oscuridad,
sin saber lo que vemos, pero sabiendo lo que significa el perfume ambos respiramos...
martes, 2 de abril de 2013
Deja
Deja que bese inocentemente los suburbios de tu cuerpo...
Deja que te abrace cuando te escondas en la soledad de tus silencios...
Deja que el tiempo -mi enemigo- con el viento, sople a nuestro favor...
Deja que mis palabras te conmuevan y que mis letras te aferren...
Deja que mi malgenio te alegre en tono de burla los días...
Deja que seamos, que vivamos y que sintamos...
Deja que te demuestre que estoy para ti...
Deja que nuestras noches se hagan eternas, que nuestros besos perduren, que nuestro deseo se encienda...
Deja que te quiera...
Deja que simplemente en un verso yo te diga, que me muero por vivir(te), que suspiro por sentir(te) y que anhelo que ninguno de los dos jamás finja (...)
lunes, 1 de abril de 2013
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