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de septiembre: Un día común lleno
de personas caminando por las calles, de carros atascados por el tráfico
abundante, de niños en el colegio y de una esposa aguardando por la vida o
muerte de su amor en la sala de una clínica.
5:00:01
pm : Con gran
esfuerzo abro lentamente mis ojos, pero, no entiendo el dolor que siento en mi
espalda y no entiendo tampoco porque no puedo hablar... Estoy amarrado y creo
que es porque estoy lleno de tubos y sondas -quizá intenté quitármelos-,
escucho el sonido de las ambulancias, el revoloteo de los pájaros en
la ventana y el carro de helados que siempre correteaba cuando era niño...
Intento voltear mi rostro, pero me es imposible también, alcanzo a visualizar
el rosario con el que mi esposa reza todas las noches -debo estar muy enfermo-.
Llega una enfermera con rostro angelical y comienza
a consentirme -creo que soy su paciente favorito- ella me dice:
¡Despierta!, tienes que ser fuerte, tu familia esta esperándote y no sé
porque no siento las lágrimas caer de mis ojos -estoy mal-, tengo el corazón
arrugado, intento responder pero no puedo -quiero gritar-.
5:00:10
pm : La muerte ha venido por mí
-eso creo-, aun no la he visto, pero sé que me llevará... Tantos años de
enfermedad deben acabar y así poderle dar tranquilidad a mi familia... Este
dolor es peor que cuando mi papá a los 8 años jalo tan duro mi diente flojo que
el otro que aún no estaba para caerse cayó al mismo tiempo, fui motivo de burla
en el colegio, pero eso era normal en ese tiempo... Estas máquinas que están a
mi lado hacen un ruido tan molesto que recuerdo cuando mi madre compró
ese estéreo con 2 parlantes que al prenderlo la música despertaba a
media cuadra - yo lo odiaba e intenté dañarlo-, mis tías eran las más felices
porque iban a mi casa a hacer fiestas - no recuerdo haberlas querido-, me
sacaban a bailar como si fuera un juguete más de ellas, además de sus feos
copetes y sus pantalones apretados. Escucho el viento y creo que acaba de pasar
un carro aproximadamente a 90 km/h - debe ser el loco que va tarde a una cita
de amor-.
5:00:20
pm : La enfermera
bonita acaba de abrir un poco la ventana, pero intento gritarle que siento frío
- no me escucha-, miro mis manos y están hinchadas, ya no son las
mismas con la que a los 15 años tomé a mi primera novia, con las que le
entregué flores y chocolates y con las que a los 20 empecé a escribir poemas en
aquel parque el cual tenía arboles gigantes y hermosos. Si tuviera un espejo lo
rompería, mi rostro debe estar pálido y mis ojos grises deben estar apagados
-sí, como lo estoy yo-, quizá por estar postrado en esta maldita cama ya debo
estar más flaco pero tal vez conserve mi pequeña estatura... Recuerdo también
por la ambulancia que acaba de pasar, cuando sufrí de apendicitis estaba
en el grado de mi hermano Karl y en ese lugar, hospitalizado -como hoy-, conocí
a Mary -mi esposa y a quien amo, la de labios dulces y cuerpo estilizado-...
Acaba de llegar alguien y pregunta : ¿Cómo está el paciente? y es el médico de
turno y con rabia intento decirle Muy bien, perdiendo mi vida en una cama y
usted? -siempre manejé la ironía-... Siento pasos y no sé porque estoy
nervioso, estoy tan nervioso como la vez que decidí pedirle matrimonio a Mary
en ese crucero que nos llevó a recorrer Europa y más nervioso cuando ella me
dijo que sí, que me amaba y que quería estar conmigo siempre, eso fue a mis 30
-estaba feliz-... ¡MOMENTO! acaba de entrar Max - mi hijo-, lo escucho, lo
siento...
5:00:35
pm : No Hijo, por favor no lo hagas... Las lágrimas de mi hijo
alteran mis latidos - estoy llorando- no sé si lo siente- ese abrazo que me
estás dando me empuja a salir de esta cama, así como cuando tu madre me dijo
que estaba embarazada y que serías un hombre -como yo-, mis anhelos crecían y
desde la noticia te amé, te amé más que a todas mis letras y mis hojas en
blanco... Cuando naciste yo estaba junto a ustedes, la emoción de ver tu rostro
tan fino, esos ojos azules y tus balbuceos tan inocentes, hicieron que me
desmayara -maldito desmayo-, ese fue el motivo de los médicos para descubrir mi
enfermedad a mis 32 felices y juveniles años
5:00:40
pm : Estas confesiones inconscientes me han hecho sentirme más
débil, la enfermera debería venir a inyectarme para que pueda sentirme aliviado
- en esta pobre cama no hay alivio-, una inyección, como la primera, esa que
iniciaba el tratamiento contra el cáncer, esa que empezó a ponerme calvo y feo,
esa que acabo mis días felices, pero que a la vez me unió mas a Mary y que
aumento el sentimiento en mis poemas y por mi familia.. Por la enfermedad se me
cerraron las puertas laborales, pero decidí hacer recorridos escolares, en
donde los niños jugueteaban como los que se escuchan desde aquí, deben estar
jugando a las escondidas y deben estar colocándose penitencias que los
avergüenzan, como la que le tocó a Max en uno de sus juegos, bailar frente a
todo el colegio... Acaba de pasar un carro de bomberos, espero que no sea
grave, así como cuando por la enfermedad caí débilmente al piso
mientras cocinaba para Mary, no me quemé, pero la casa quedo inhabitable.
5:00:50
pm : Siento hambre y mi hijo partió a su trabajo -espero
que le vaya bien-, quiero que Mary entre a verme y me de así sea una de esas
golosinas que me encantan -las que tienen centro líquido-, no sé cuál es el
alimento que nos dan a los enfermos, pero sé que no quita el hambre - pero no
me escuchan, no me puedo quejar-... Sí, ha llegado Mary, no entiendo porque
llora ¿QUE PASA? - me siento asustado-, ella empieza a acariciarme y a decirme:
Amor no hay remedio, ya luchaste y es hora de que descanses ¿Cómo así? - yo
quiero levantarme-, así como esa mañana que estuve en casa, que hice
desayuno, que jugamos en la piscina de aquel hotel el cual fue nuestra vivienda
temporal y esa en la que empecé a decirles que los amaba, esa misma en la que
recibí la llamada de que gané un premio al mejor poema de amor -mi sueño
convertido en realidad-...
5:00:55
pm Me falta la respiración, siento que mi cuerpo arde y
quiero a mi hijo, quiero a Mary... Ellos ya han salido, creo que las visitas
son cortas y efímeras -como lo fue la entrega del premio-, un niño que va
pasando por la calle llora -debe sentir hambre-, siento que estoy en los pisos
bajos de la clínica porque escucho todo y lo que escucho se relaciona con mi
vida, estar aquí duele más que las anteriores veces, casi 18, antes podía
hablar pero ahora ni el botón para llamar a la enfermera puedo tocar... En este
momento me siento impotente, como esa vez que no quisieron ayudarme a construir
un nuevo hogar y por lo que me tocó trabajar en carpintería estando enfermo. Mi
vida ha sido feliz, amarga y dura, la valentía ha sido mi fortaleza, la familia
mi motivo y yo sigo luchando por levantarme para mejorar todo... Lo que me dijo
Mary sonó a despedida -no quiero irme- y mientras tanto estos aparatos se
están descontrolando, me siento ahogado...
5:00:59
pm Llegan médicos y enfermeras, me han quitado la
máscara de oxígeno... Siento choques eléctricos en el pecho - son más bien
cosquillas-, de esas que tomaban protagonismo en los juegos de padre e hijo aún
siendo viejos y siento una tos tan grave como la que me obligó a venir al
médico para una revisión, esta vez creo que mis pulmones están graves porque me
están dando aire mecánicamente -algo está mal-, no siento mis manos, no siento
el movimiento de mi cabeza, no siento lágrimas, no siento nada... En un suspiro
diré que los amo, ese será el último.
5:01:00
pm El niño que iba llorando si tenía hambre, el loco iba tarde a su
cita de amor, el incendio era grave, Mary llevaba en su bolsillo golosinas con
centro líquido, Max estaba en una junta para ser ascendido de su cargo, la
enfermera quería a Peter y era su paciente favorito...
Un bebé está
por nacer -lo escucho-, y yo aquí lanzó mi último suspiro -muero-, los amo, no
me olviden y en mi memoria escriban un epitafio que me aluda.
Y así, a
las 5:01:00 pm del 22 de septiembre en la cama 17
murió Peter Brown, padre amoroso y orgullo familiar... Murió a la misma hora a
la que uno de los árboles del parque en donde Brown escribía, lanzó su primera
hoja al suelo indicando el inicio del otoño.
''El
tiempo no es más que una ilusión causada por la muerte''